Es viernes y el dia esta precioso, pero yo me siento mal.

Desde que Max esta aqui la casa se a convertido en un completo muladar, juguetes por todos lados, pelos y olor a gato concentrado, por mas que limpio y no dejo de limpiar. Lo quiero, lo adoro, como me mira, como me habla, yo se que el tambien me quiere a mi y eso hace que valga la pena. Con J encambio no puedo evitar la sensacion de tiempo y esfuerzo perdido, discusion tras discusion, peleas, gritos, un momento de calma, un firme proposito y despues, todo se viene abajo otra vez. Nada en la mirada, los abrazos mas que reconfortar, hieren, porque se sienten vacios, innecesarios, se han vuelto formalidades que nos trajo la costumbre. En el mismo lugar, en la misma casa, en la misma cama, cada una tiene su mundo sus preocupaciones, sus cosas en la cabeza, que ya no queremos compartir... y se nota.

Estoy triste... y tengo miedo, todo se desmorona despacito mientras las dos nos negamos a aceptarlo. Ella insiste en que tiene arreglo, yo no estoy tan segura.