Sunday, November 29, 2009

Optimismo Decembrino

Comienza la segunda semana de incapacidad, sigo teniendo un poco de dolor de vez en cuando, pero los analgesicos y hielo durante 20 minutos 3 veces al dia parecen estar haciendo efecto. Esta tarde decidi ordenar el estudio, que desde que no estudio esta un poco olvidado y lleno de cosas que ya no usamos. Entre ellas encontre un paquete llenos de radiografias y scans que J ha recopilado durante los ultimos anos (creo que ya lo he dicho antes - es medio hipocondriaca mi mujer). El hecho es que despues de intentar analizarlos y organizarlos de cabeza a pies, hoy me pude hacer una clara idea de como se ve J por dentro ... estoy planeando un collage... creo se veria bien en alguna de nuestras paredes.

Se acabo el ano. Es diciembre manana y otra vez estamos pensando en como celebrar lo incelebrable y no quiero...pero es que no es mi culpa, no me gusta la Navidad, no me gusta lo que me recuerda, lo que me hace anorar, detesto tener que pensar en mi familia desintegrada, en cuatro personas separadas, tristes y solo tres queriendo en el fondo que todo vuelva a ser como antes. Por que no mejor inventar nuestra propia celebracion, en otra fecha, con otro motivo, por que no crear nuestras propias tradiciones sin regalos, sin pavos, sin falsa nieve... sin recuerdos dolorosos y sin ganas de llorar... talvez una celebracion que nos obligue a pasar las detestables fechas dormidas o recobrandonos en cama, ajenas a lo que el resto del mundo hace.

Pero a J encambio si le gusta. Y aunque en realidad ninguna de sus navidades haya tenido nada de especial, se apega a la idea de que la proxima navidad si valdra la pena, es una nina mi J. Cada ano me hace comprar algunas baratijas navidenas para poner en el arbol que compra fresco cada diciembre y yo las compro por que no me quiero sientir culpable de danarle su burbujita con mi amargura.

Se que quiere de regalo un gato, no me lo ha dicho pero se derrite cada vez que pasamos frente a la tienda de mascotas ... ayer nos quedamos dormidas mientras hablamos de "Thomas Cheeky Biscuit" su gato de la infancia. Pero es que yo no soy buena para cuidar a nadie (y disque soy enfermera)...y me muero del susto de no ser buena mama... y si me dan celos del gato como los disimulo?... ademas soy medio psicorigida con el polvo y los olores de mi casa y me cuesta imaginarme mi nuevo sofa lleno de pelos felinos. He pensado en inventarme una alergia y asi completamente acabar con el tema, pero al ver como le brillan los ojitos cuando piensa en tener una bolita peluda que consentir, tambalean mis dotes actorales. Sera que le compro un gato? .(consejos y sugerencias al respecto por favor)... una lista de pros y cons es el siguiente paso.

Despues de navidad viene ano nuevo y esa fecha aunque no deja de ser ridicula no me molesta tanto. Es que si nos ponemos a pensar, eso de tener una falsa fecha limite no tiene mucho sentido porque finalmente nada se acaba nunca el 31 de diciembre. Ese dia comemos, bebemos, bailamos, besamos, hacemos promesas y nos borramos el cassette con cuanta cosa encontramos como si fuera el ultimo dia de nuestras vidas, como si se fuera a acabar el mundo o como si finalmente los extraterrestres hubieran llegado a cambiarlo todo, para despertarnos al dia siguiente vivos, con un dolor de cabeza infernal y abrazando al inodoro... Este ano nos vamos a Sydney a un fieston como los de los viejos tiempos, J esta emocionadisima organizandolo todo, el hotel, las boletas, las ayudas psicotropicas y yo aqui pensando en que ponerme y cruzando los dedos para que todavia mi cuerpo resista esos trontes sin accidentes ni caidas.

Me releo y me da risa... hacia mucho que no escrbia algo digno de la ventana pesimista.

2 comments:

Anonymous said...

Advierto de antemano que el comentario me quedará larguísimo, porque sobre este tema yo también tengo mucho que decir.

A mí las fiestas decembrinas me parten en dos. Una parte de mí siente exactamente lo mismo que tú. No me gusta lo que me recuerda la navidad: una familia, también, desintegrada. Gente regada por todo el mundo que no se conoce, y aunque cree que sí, realmente no se quiere. En contraste, no tanto aquí en la capital, pero donde vivía antes, diciembre es sinónimo de todo lo contrario: familias juntas, felices, llenas de comida y regalos, risas, bailes y celebraciones. Esas diferencias siempre me han producido dolor, y no poco.

Por eso, mis navidades y año nuevos siempre han sido aquí y allá. A veces con ellos, mi "familia", y muchas veces con otras personas y sus familias. Y unas han sido buenas, y otras no tanto, otras han sido profundamente tristes. El caso es que en general, todo eso me hace sentir bastante incómoda y desubidada.

Otra parte de mí, la niña, supongo, ama la navidad. Ama las luces, las velas, los coros cantando villancicos, el olor de las comidas propias de esta época, la posibilidad -aunque tantísimas veces remota y la mayoría de veces imposible- de recibir regalos empacados en papeles rojos con duendes u osos, etc.

Ayer le dije a una amiga: "El otro lunes es 7 de dicembre, yupiiii" y me dijo: "Estás loca, cada día me dices algo diferente sobre la navidad. Ayer estabas triste y hoy feliz". Y sí, por esas razones aquí escuetamente expuestas yo oscilo entre los dos sentimientos, como un gran péndulo rojo y verde, y una estrellita en la punta. Ya ves.

Sin embargo, este diciembre tiene un significado especial para mí. No solamente porque será la culminación de muchas historias del pasado -dolorosas, difíciles, complejas, agotadoras-, aunque de ellas me quedo con los buenos recuerdos, como acostumbro, sino porque además está viendo nacer una, que hasta ahora ha sido hermosa, y tiene maravillosas perspectivas.

Este diciembre a mí me huele distinto, me sabe distinto, se siente distinto. Se siente lindo e ilusionado, y "¿por qué no?", es lo que no dejo de preguntarme ahora, que me pasan tantas, tantas, tantas cosas buenas y felices.

Así que yo, querida, te deseo unas buenas fiestas. Yo pienso que alguna vez los hijos e hijas de familias desintegradas deberíamos dejar de pensar en ellas, sacárnoslas del sistema. Al fin y al cabo, tú ya tienes una nueva familia. Una que te quiere, que te cuida, que entiende tu caos, o al menos hace el esfuerzo de entenderlo. Tú ya pasaste la página y estás haciendo con tu vida lo que no se pudo antes.

Por último debo decir que J se merece ese gato. Sí, te llenan la casa de pelos -y ésa, es probablemente, su única desventaja- pero también te alegran la vida un montón. Yo amo mi gato, lo adoro. Tú lo viste alguna vez en una foto, en mi antiguo blog, no sé si lo recuerdas. J debería tener su bola de pelos también, son lo máximo.

¿Qué mejor manera que romper la maldición de la eterna triste y sosa navidad, que con un miau? Y entonces que ella pueda decir que esta navidad sí valió la pena, y tú, cuando la veas tan feliz, también puedas decir lo mismo.

Sí, ya sé, estoy de un rosa, pero no lo puedo evitar. Son los efectos avasalladoramente primarios del amor. :) Siento venir a inundar con palabras de esperanza esta ventana tan pesimista, que al final de cuentas, no lo es tanto. Como yo.

Un abrazo para las dos, y espero que en enero, para los tres.

Sin Tildes said...

Que comentario mi queridisima Anonima, yo definitivamente no me cansaria nunca de leerte. Me alegra muchisimo saber que estas enamorada o enamorandote y que este diciembre prometa ser distinto a los demas.
Tienes razon cuando dices que yo ya pase la pagina, depende de mi comenzar a escribir una nueva y pensar en la cara de J al ver a Thomas II le da sentido a todo esto.
Inunda esta ventana con esperanza siempre que puedas, no es eso lo que en el fondo buscan todos los pesimistas?
Un abrazo para ti.